VIII
Celebro mi propio ser, y le canto,
Y lo que yo atribuyo tú debes
Atribuírtelo
Pues cada átomo mío también te
Pertenece a ti.
Retoza conmigo sobre la hierba, quita
El freno de tu garganta
No quiero palabras, ni música, ni rimas
No quiero costumbres ni discursos
Ni siquiera los mejores,
Sólo quiero la calma, el murmullo de tu
Velada voz.
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